Aprendizaje por entorno I


Todos los niños del Perú, sin excepción alguna, hablan y dominan el español o alguna lengua nativa. Es algo muy curioso ¿no crees? Si te pones a pensar un momento es incluso algo milagroso, pero que pasa muchas veces desapercibido.
Me atrevo a preguntar entonces ¿Quién es el responsable de este fenómeno tan maravilloso? ¿Qué clase de maestro es capaz de lograr semejante hazaña con el 100% del éxito? ¡Necesito una explicación! ¡Ya!

-De acuerdo, de acuerdo... tranquilo Pony, para eso hemos preparado un nuevo artículo en el que podrás saciar tu sed de aprendizaje: "Aprendizaje por entorno".
Adelante jinetes, embarquémonos juntos al aprendizaje.

Muy bien, como es de costumbre, empecemos por la experiencia..., mi experiencia, tu experiencia, nuestra experiencia.

1era experiencia:

Retrocedamos en el tiempo, aproximadamente a tus 6 meses de edad. En ese momento no has dicho aún tu primera palabra consciente, pero debido a una repetición y uso constante de cierta expresión, volteas de inmediato cuando alguien dice "bebé". Todavía no sabes hablar y por ende, el pensamiento está en una etapa de pre-desarrollo; sin embargo, yo digo "bebé", y tu "yo bebé" voltea instantáneamente. A esto se le llama condicionar, y no es nada más y nada menos que crear una relación palabra - estímulo, que desemboque en una respuesta por parte del sujeto.
Si esta reacción es negativa, positiva o neutral, eso dependerá de la naturaleza del estímulo. 

En el caso del pequeño, la palabra (bebé) que se usa para llamar su atención está intrínsecamente relacionada - muchas veces- con una celebración que provoca una sensación de placer en el infante:

-¡Bebé! ¡bebé! -el infante atiende (reacciona/responde)- ¡Mira cómo hace caso el lindo bebé (celebración como refuerzo positivo)!

Podemos observar que dicha celebración actúa como recompensa o premio para el bebé, reforzando así la respuesta (atención) del sujeto. Del mismo modo, si en lugar de celebrar, lo espantáramos cada vez que respondiera a la palabra "bebé", claro que el sujeto atendería ¡Pero también huiría! ¡Reacción natural al miedo!




2da experiencia:

Se expuso juntamente a dos niños A (3 años) y B (7 años) a una frase melódica sencilla en piano a la que llamaremos "arc". Al sujeto A se le presentó "arc" en modo de clase, la escuchó y tocó constantemente; al sujeto B, en cambio, solo se le presentó de manera auditiva, sin ningún enfoque sugerido o forzado, percibió la melodía de manera inconsciente mientras realizaba otras actividades.
Se observó, luego de un mes, que el sujeto B comenzó a sentir un deseo que no se conformaba con escuchar, un deseo que se manifestó explorando el instrumento y ejecutando el ritmo de la frase de manera correcta con una ligera imprecisión en las notas. Sin embargo ¡El ritmo era correcto! Después de todo, sin haber recibido ninguna clase de cómo tocar "arc", pudo ejecutar cierta parte de manera satisfactoria, y, vamos al grano de esta prueba: El sujeto no hubiera manifestado ninguna señal de aprendizaje si no fuese por el deseo que sintió de tocar, y ese deseo fue generado por el mismo entorno que lo llevó a decir (pensar, sentir) "yo también quiero tocar", y como es normal, uno empieza a descubrir en base a lo que conoce, y es ahí donde entra el niño, tocando "arc" de la manera más natural y sencilla, como todo buen infante.




3ra experiencia:

Presentamos esta experiencia como la más cómica de todas, y esto se debe nada más y nada menos que a cierta palabra que de seguro ya habrás escuchado sin importar de donde seas, estamos hablando de la palabra "chamo". Sí, "chamo", tal cual lo lees. Déjame contarte...
Se motivó a un sujeto J a llamar a sus amigos de una manera peculiar - "chamo"(expresión propia de Venezuela para referirse a un joven o niño)-, con cierta frecuencia y no de manera absoluta. Al principio el grupo de amigos manifestó rechazo a la palabra, adoptando incluso cierta actitud de mofa; sin embargo, al sujeto J se le insistió en que llamase de esa forma a sus colegas. Tuvo que pasar 1 semana para que uno de ellos - así de la nada- se le acerque y lo llame "chamo". Transcurrieron dos meses y todos, por lo menos una vez, llamaron "chamo" a algún miembro del grupo, por no mencionar a los que ya usan la palabra de manera cotidiana.
Ninguno de ellos era venezolano.



¿Interesante no? Hay muchas otras anécdotas que podríamos contar al respecto... quizás en otro momento. Por ahora, dispongamos de estos tres casos.
En sendas experiencias el sujeto experimenta un aprendizaje al que llamamos APE (Aprendizaje Por Entorno) debido a su naturaleza inconsciente:

-En la experiencia 1, el infante reconoce "bebé" meramente como un sonido, y no como una significante ligada a un significado como otros pensarían. El infante percibe "bebé" como un estímulo que indica llamado, atrae su atención. Sin embargo, el bebé no lo piensa, simplemente lo hace, y de esa manera, aprende (sensorio-motriz). Podríamos relacionar incluso el sonido "bebé" con "michi" (sonido con el cual se suele llamar la atención de un gato). Este ejemplo es el más preciso, ya que el hablar de un bebé supone un aprendizaje inconsciente, y este, al ser percibido de un entorno, conforma un APE.



-En la experiencia 2, cada niño vive de manera distinta la melodía. En el caso del sujeto A, se realiza una interacción guiada, auditiva y motriz con la melodía tocada sobre el piano. Hasta este punto hablamos de un aprendizaje tradicional, es decir, una sesión de clase común y corriente. Sin embargo, al tratar el caso del sujeto B, la situación cambia; podemos observar que el individuo es expuesto a la música de manera indirecta, quiere decir, sin otro apoyo más que sus oídos escuchando la melodía de fondo, mientras sus otros sentidos se enfocan en otras actividades. Lo curioso viene después ¡El niño es capaz de tocar esbozos de la melodía rítmicamente correctos! Esto supone un aprendizaje algo accidentado, pero en fin, inconsciente, y este conjunto de experiencias son las que conforman -en su mayoría- un APE.




-En la experiencia 3, observamos como el grupo de amigos muestra cierto rechazo inicial hacia la palabra "chamo", sin embargo, luego de insistencia por parte del sujeto J, la palabra termina siendo aceptada y asimilada por el grupo. Esto puede sonar muy cómico, no obstante, es algo que observamos día a día en nuestra realidad. Sin ir muy lejos, recordemos el uso del emoticón "uwu", el cual al principio generó cierto rechazo en la comunidad digital, poco a poco este desagrado fue desapareciendo y hoy en día se usa de manera cotidiana. En fin ¡Quién entiende a los humanos! Un día rechazan algo y otro día lo ensalzan; hace un tiempo la carrera de estilista para hombres se menospreciaba, y hoy no falta un "Barber shop" en cada esquina. Es algo de locos, realmente.

 



Estoy completamente seguro de que, por lo menos una vez en tu vida, escuchaste la frase que dice: "Dime con quién andas y te diré quién eres". Eso que decía tu mamá, tu papá, tu profesor o tu abuelito cuando se ponían sentimentales durante una charla. Aquel refrán que te explicaba como una persona de bien puede convertirse progresivamente en un mal sujeto, o... viceversa.

Si bien hay muchos factores de los que depende la certeza o no de este conocido dicho, debemos reconocer que algo de verdad posee. Y, después de haber observado estos tres casos, hemos de ser conscientes de la importancia y el efecto que genera el entorno en nuestras vidas, para ser más concretos en nuestro aprendizaje. Desde infantes (1era experiencia), siendo niños (2da experiencia) y hasta en la etapa adulta (3ra experiencia), estamos sujetos a distintos estímulos que asimilamos de manera inconsciente. Se trata de la "esencia infante por aprender" que conservamos a lo largo de nuestras vidas. Se trata de un proceso natural que no se puede ser interrumpido, al contrario, hemos de sacarle todo el provecho posible y usarlo cual superpoder didáctico.

Ha llegado el momento de que hagas lo tuyo ¡Para aprender, primero tienes que rodearte de aquello que deseas aprender! Un niño no aprende a hablar chino en un país donde solo se habla español, de la misma manera en que ni tú ni yo podemos aprender inglés si hablamos las 24 horas español. ¿Quieres aprender artes marciales? ¡Rodéate de artes marciales! ¿Deseas aprender a tocar algún instrumento? ¡Rodéate de los más ilustres intérpretes! ¿Anhelas aprender algo nuevo? Pues ¡Desayuna, almuerza y cena pensando en aquello! Es cuestión de poner el entorno y los medios adecuados para que nuestro aprendizaje inconsciente siente base y permita un posterior aprendizaje consciente. ¡Ahora, ve y aplícalo!



Nota del autor: 
Te invito a compartir esta página y a suscribirte en la siguiente opción, la encuentras al inicio de la página:

Gracias! 



Comentarios

  1. Que bueno leerte otra vez. Interesante el APE. El aprendizaje es un misterio fascinante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Amigo mío! Qué gusto ver tu comentario ^^ Y toda la razón maestro, hay tanta verdad en el misterio del aprendizaje como en toda la inmensidad del universo, una joya por conocer. Un abrazo pedagógico y musical a la distancia, David :)

      Eliminar

Publicar un comentario